1/5/16

Dulces noches de insomnio y somniloquia

"Me asusta un poco sabe, sentirme sentimental" Benedetti

Un día hubo un accidente fatal, según cuentan ninguno salió ileso, pero os confieso que si, y que yo me halle en el medio de aquel terrible siniestro, pero también os debo decir que jamas volví a ser yo.
Todo empezó con un "perdona tienes fuego" y eso que no fumo.
El con su sonrisa perfectamente alineada y con sus enormes ojos castaños me tendió un mechero, me giré y prendí un cigarro imaginario, de lo que no me di cuenta en aquel momento, que prendiendo aquel cigarro inexistente en realidad estaba prendiendo el comienzo de un doloroso final.
Pasaron los días y yo dibujaba estrellas con sus hoyuelos y escribía sobre aquel momento eterno.
Empecé a sentir mecanismo girando por todo mi cuerpo, empecé a sentirme mal y no podía parar de pensar en todo aquello.

-¿Que me ocurre doctor?
Dije mientras me incorporaba de la camilla del hospital.
El médico se rasco la cabeza y me contestó sin mirarme si quiera, aun dentro de su asombro.
-No tengo ni la menor idea
En aquel momento su cara se iluminó y murmuró algo que no llegue a entender, empezó a buscar como loco por todos sus cajones.
-Sinestesia- gritó de repente- Sufres sinestesia
Mi cabeza volvió años atrás a las clases de literatura, y empecé a reír
-Imposible, ¿sabe usted que eso es una figura estilística?
-Lo se bien, mejor que tu créeme- dijo con desprecio- ¿es que no lo siente? ¿no se da cuenta? Ahora mismo estas oliendo mi asombro, estas probando cada palabra que digo, estas viendo mis sensaciones, estas escuchando los silencios de mis pausas.
En aquel momento me di cuenta, tenía razón, sentía todo diferente, podía ver, oler, probar, tocar, oír lo que nadie podía ver, oler, probar, tocar u oír.
Me asuste.
-Pero ¿como consigo la cura para esto? ¿como me ha pasado?
-He encontrado muy pocos casos así, es un gen que despierta ante los estímulos de otras persona con las mismas características, lo tiene mucha gente pero la mayoría de personas nacen, viven y mueren con el dormido. No se que ha pasado contigo...
En aquel momento volví a esa noche, a ese mechero, el había sido el culpable, sonreí y el médico se dio cuenta instantáneamente
- Vaya parece que ya sabes quien ha despertado tu gen.
- Gracias doctor
Me levante y salí corriendo tenía que encontrarlo empecé por aquel bar y sus alrededores, me recorrí todo el centro, busque en los pisos de amigos que teníamos en común, horas y horas de búsqueda fallidas, no podía mas entre a un café y todo el mundo me miraba veía una mezcla extraña de sentimientos.
Me senté y pedí un café, me sumergí tanto en aquella taza que me olvide del mundo, entonces lo sentí, extendi la mano y toque su mirada.


No recordaba aquella noche, pero empezó a hablarme algo desesperado, me recordaba un poco a mi misma. Empezó a hablar de aquella extraña enfermedad y empecé a hacerme la tonta como si no supiera nada de aquello.
-¿Sinestesia? - pregunté

El asentía todo el rato y supe que era el momento y comencé a susurrar

- Lo cierto es que yo también tengo esa "cualidad" desde niña, pero hasta ese dia que te ví no se había despertado, y ahora escucho como tus miedos crecen y puedo ver como tus sentimientos se paran.- En un susurro aun menor le confesé- Tus ojos saben a miedos y huelen dudas infinitas.

- Lo tuyos saben a seguridad y a canela- me dijo el antes de callarnos con un beso.

Tuve sentimientos encontrados con aquel beso, no se si lo odio o si le encanto, pero creo que ni el mismo lo sabia.
Pasaron los días y cada dia le quería más, volví a escribir sobre el, y no solo eso, aprendimos a contar cuentos chinos para poder quedarnos un lunes en la cama en pijama. En cuanto empezaba a escuchar sus intenciones de hacerme cosquillas empezábamos a correr por el pasillo, no se como siempre terminábamos en el suelo.
Pero poder ver las mentiras, sentir el malestar, probar los desengaños, nunca llega a ningún sitio.
Discusiones a todas horas, ver su rabia y probar sus lágrimas, me desmoralizaba cada noche, no podía mas, cogí la maleta y ahí empezó a colapsarse todo, hay comenzó de verdad nuestro accidente, lo comencé yo saliendo por la puerta y tomando ese avión que el aseguraba que era una forma de decirle hasta nunca.
Me subí a un avión que ni sabia donde iba mientras escuchaba como se rompían nuestros sueños e ilusiones.
A veces aun vuelvo a esa noche, el siempre decía que la vida de los taciturnos se esconde en sus noches de insomnio y en mi somniloquia nocturna (decía que hablaba hasta dormida).
No he vuelto a pedir mecheros ajenos, lo prometo, siempre llevo el mio, y eso que no fumo.

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